Translate:
Padre Félix Varela, vida ejemplar. El Santo Cubano: "A ser libre se aprende siéndolo"
Virgen de la Caridad, salva a Cuba; dijo al finalizar la misa el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y los asistentes renovaron a gritos la plegaria. Así finalizó este domingo 8 de septiembre la misa por la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
El Watsco Center de la Universidad de Miami volvió a ser la sede del evento, que en esta ocasión tuvo además de la fiesta por la Virgen de la Caridad, la celebración por los 40 años de Ordenación Episcopal de Monseñor Agustín Román, el primer obispo cubano de Estados Unidos.
El Arzobispo Wenski, en carta dirigida a los feligreses por la fecha destacó la ordenación del Obispo del Exilio por Juan Pablo II como Obispo Auxiliar de Miami, ya cuando se había erigido la Ermita de la Caridad, hoy Santuario Nacional. Recordó al Román maestro de seminaristas y a su rosario, que utilizaba como arma de evangelización, el cual intercambiaron en el 2003, cuando el ahora arzobispo de Miami fue nombrado Obispo de Orlando.
Como un regalo a La Habana por sus 500 años de fundada, calificó el Arzobispo el nombramiento como Cardenal, que hiciera el Papa Francisco el pasado 1 de septiembre al Arzobispo de La Habana, Monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez. En la Plegaria de los Fieles, se había recordado al recién fallecido Cardenal Jaime Ortega y Alamino.
Al finalizar la misa Wenski enfatizó que “si el Padre Varela enseñó a los cubanos a pensar, Monseñor Román los ense!ñó a rezar” y volvió a referirse a este último como el Varela de nuestros tiempos.
Como es habitual, la celebración comenzó con el desfile de las escuelas católicas, los apostolados de la Arquidiócesis, Cursillos de Cristiandad, CRECED, y la Archicofradía de la Ermita de la Caridad y otros.
El Padre Fernando Hería, Rector del Santuario Nacional, en su mensaje expuso “la incansable labor evangelizadora de Monseñor Román y su esfuerzo pastoral continúan hoy inspirando el trabajo que se realiza en la Ermita” y pidió a los exiliados “mantener viva esta devoción a nuestra Madre Celestial”. La misiva la firma el Padre Hería como “el cura de la Ermita del Amor”.
El Coro Diocesano fue el encargado de interpretar los himnos y cantos de la misa, y como es habitual, bajo las notas de Virgen Mambisa, entró en el coliseo deportivo universitario la imagen de la Patrona de Cuba, rodeada de flores. Marite Alfonso y Rogelio Zelada fueron los maestros de ceremonias, ayudando a la audiencia a entonar los cantos.
El sacerdote encargado de ofrecer la homilía en la misa fue el Padre Juan J. Sosa, párroco de San Juan, en Miami Beach. Tomando la referencia de las seis tinajas en la boda de Caná, de la lectura del Evangelio; el Padre Sosa fue ubicando las seis décadas de historia del exilio combinando la misma con importantes pasajes de la historia de Cuba. Ofreció una singular historia de las últimas seis décadas y la labor de la Iglesia Católica.
La primera tinaja fue la década de los sesenta “llenos de confusión y dolor”, dijo el sacerdote; la misa del 8 de septiembre de 1961, los Pedro Pan, los primeros seminaristas, las salidas de los cubanos en diversas olas.
La segunda tinaja del Padre Sosa traía la construcción de la Ermita, la ayuda de los exiliados a los cubanos en la isla, los vuelos de la “comunidad’’ y la ordenación de Monseñor Román como Obispo Auxiliar de Miami. La tercera lleva dentro el Mariel, la ayuda a los que vinieron buscando libertad, los motines en las cárceles y la ayuda de la Iglesia; mediante Agustín Román, para solucionar la crisis.
La cuarta tinaja vino con la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II, las palabras de Monseñor Maurice en Santiago de Cuba ante el Obispo de Roma. Recuerda la labor de CRECED, el Proyecto Varela, la crisis de los balseros.
Con el nuevo siglo XXI aparece la quinta tinaja y el llamado de Juan Pablo II pidiendo paz y justicia y la visita de Benedicto XVI a la isla. Los primeros beatos cubanos son nombrados por la Iglesia en esos años.
La última (sexta) tinaja, dijo el Padre Sosa es la actual, donde se vio peregrinar a la imagen de la Virgen de la Caridad que “como lirio entre espinas, se pasea por la isla”. Y también cuando se reconoce al Padre Varela como Venerable y al Hermano Victorino y a Monseñor Boza Masvidal y la muerte de Agustín Román.
Iba el Padre Sosa presentando a los pies de la Virgen, como declaró “mis penas, mis plegarias, mis sueños, mi vida entera”.
Tomado del portal martinoticias.com
Copyright © 2024 Fundación Padre Félix Varela - All Rights Reserved.
Powered by Itinerante, LLC
Este sitio web usa "cookies". Para continuar navegando en este sitio, usted debe aceptar el uso de estas "cookies".